Es completa, necesaria y justificable la necesidad de que sea reconocido todo aquello que creamos si fue hecho de corazón y sudor, que nuestras ideas floten para que todo mundo pueda verlas y reconocernos por lo grandes, ¿o por qué no?, lo absurdas que puedan llegar a ser, estas y miles de razones ó necesidades, más son las que tenemos que cubrir para dejar una parte de nosotros llena y satisfecha, no importa dónde podamos acabar, ó incluso hasta a dónde nos puedan llevar, este ha sido el caso de muchos de nuestros amigos, hermanos, compas, que se ven obligados a seguir todo aquello que les pertenece, a cumplir el sueño de vivir arriba de un escenario algo que lamentablemente en su lugar de origen no es muy apreciado ni promovido este talento.
En este lugar (Chihuahua), donde son contadas las personas que lo aprecian y tratan de apoyarlo, algunos de estos talentos son innatos, otros adquiridos, otros tantos se tomaron a la fuerza, pero al fin y al cabo, talentos. Estos lares han sido nombrados por todos los que los habitan como “ranchito”, no tanto en forma despectiva, sino más bien en forma afectiva, desgraciadamente su apodo no es tan errado, ya que la mayoría de estos talentos ó bandas (ya que en su mayoría son talentos enfocados a la música) se ven obligados a irse y dejar atrás mucho, pero abriendo las puertas a algo mejor y al “tal vez” de un futuro brillante, ya que de donde vienen desgraciadamente no habrían podido dar todo su potencial, no como lo hacen ahora.
No me malentiendan, no siempre cuando hablamos de mexicanos e incluímos la palabra “irse” tiene que ser forzosamente a los Estados Unidos, sino a las grandes urbes de nuestro país, por ejemplo Guadalajara ó el Distrito Federal, lo cual resulta bastante alentador al mismo tiempo ya que vemos la luz al final del túnel y caemos en cuenta de que después de todo, si hay apoyo, tal vez no donde a todos nos gustaría, pero lo hay.
Grandes bandas han tenido que partir, bandas de las cuales, como chihuahuense, me siento orgulloso, gente que las conforma que he tenido el placer de conocer, bandas talentosas y nuevas como muy muy pocas veces he visto. No digo todo esto simplemente porque sean amigos, conocidos, vecinos, si no porque el talento se reconoce y se admira, venga de donde venga, sea de donde sea, nos quedamos tranquilos, tranquilos de saber que vivimos en un lugar que sobre la pólvora y la corrupción, hay talento, y mucho, sobre una población de sombrerudos armados y gente jugando con drogas y música electrónica, hay músicos, músicos de verdad.
Se dice que la cultura en nuestro país se acaba donde empieza la carne asada, lo único que les
tengo que decir a todos ustedes es, gracias, gracias por demostrar todo lo contrario y estoy seguro que su partida y ausencia no va a ser en vano, ¡enhorabuena hermanos!