Para los desafinados, una forma de tener la mañana perfecta para empezar bien el día “dentro de lo que cabe” (y cabe en una taza) porque uno nunca sabe cómo va a pintar el resto, es llevarse a la boca un café ¿y luego qué? Bastante insípido el café llevado a la boca si no se lleva gran cosa a los oídos, pero para eso estamos nosotros, bastante desafinados también.
A la hora del café lo que regularmente prefiero es algo tranquilo y poco ostentoso, simple y entre más mejor; una recomendación que puedo asegurar es nada novedosa pero que vale totalmente la pena escuchar va dentro de lo que yo llamo “el viejo truco” música de otras épocas, de la que probablemente escucha tu abuelo pero que no deja de ser música de verdad, uno de mis preferidos: Joao Gilberto, brasileiro pionero del bossa-nova que tiene la habilidad de poner in the mood a cualquiera, tanto que “Podría leer un periódico y sonar bien” según la crítica de Miles Davis que no se queda nada atrás; supongo que el secreto está en su creencia de“no deber profanar el silencio, que es sagrado” y es así como su voz y música son un suave murmullo que trabaja siempre respetando la quietud que todo silencio regala.
Uno de sus mejores álbumes se llama “Desafinado” y su tema homónimo es casi creo, mi favorito no sólo hablando de este artista sino de todo el género. Tómate un tiempo para escuchar la propuesta tan íntima que nos hace el señor Oliveira y hablando de Oliveiras… Siempre tengo que encontrar la manera de dejar que la literatura meta la nariz en donde no debe, chécate una publicación del ‘63 que es un verdadero tributo al jazz: Rayuela, así le das algo decente a los ojos mientras te quemas la lengua y te dejas llevar por el compás etéreo y soñador de este desafinado, que como todos los desafinados también tiene coraçao.
Te dejo el sitio web en donde puedes encontrar su discografía entre otras cosas interesantes como ensayos y publicaciones de revista.